El monumento a los Indios Verdes se encuentra formado por dos estatuas de bronce las cuáles fueron colocadas por primera vez en el Paseo de la Reforma en 1890, pero que actualmente están ubicadas en el Parque del Mestizaje, del Barrio Mágico “Villa de Guadalupe”.
Estas dos representaciones fueron construidas en honor a dos reyes guerreros aztecas Itzcóatl y Ahuizotl, una de ellas muestra a un hombre maduro que tiene ambas manos apoyadas en un mazo, y el otro representa a un joven. Ambos descanses sobre diferentes bases pero que tienen bajorrelieves con inscripciones y grabados en Náhuatl.
El color verde de estas estatuas es lo que las caracteriza y es de allí de donde proviene su nombre “Indios Verdes”. Este color es resultado de la oxidación del bronce (material con el que fueron construidas) a medida del paso de los años.
ITZCÓATL
Cuyo nombre en náhuatl significa “La serpiente de obsidiana’‘, fue el cuarto tlatoani de los mexicas, sacerdote y reformador religioso.
Era hijo de Acamapichtli, primer tlatoani y de una hija de Tezozómoc, señor de Azcapotzalco.
Durante su gobierno se realizó la primera gran etapa expansiva mexica. Antes de ser elegido tlatoani se desempeñó como tlacochcálcatl (en náhuatl jefe de la casa de armas, es decir, el máximo cargo militar).
AHUÍZOTL
“Espinas del Río”, fue un tlatoani que llevó a los mexicas en un tiempo relativamente corto, a dominar prácticamente todo el centro y sur de México.
Además de ser un gran guerrero, también fue líder religioso, diplomático y economista, ya que además de ampliar su imperio por la fuerza, supo convencer y comerciar con los pueblos vencidos, abriendo las puertas del imperio a pueblos más alejados.
Construyó un acueducto para llevar agua de Coyoacán a Tenochtitlán, esto provocó una inundación en la que accidentalmente murió.
ORIGEN
Todo comenzó en 1889, cuando México participó con un impresionante pabellón en la Exposición Universal de París, la misma en la que se inauguró la Torre Eiffel. Fue entonces cuando para aquél pabellón, la Secretaría de Fomento de México invitó a Antonio Peñafiel y Antonio Anza a presentar un proyecto para exhibir.
Sin pensarlo demasiado estos dos hombres decidieron comunicarse con el escultor y pintor Alejandro Casarín Salinas para pedirle que realizará dos esculturas de bronce en las que representara a Izcóatl y a Ahuízotl.
LA INAUGURACIÓN
No fue sino hasta cuando el ministro de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, Don Vicente Riva Palacio, ordenó que se construyeran dos estatuas de guerreros indígenas para ser colocadas en el Paseo de la Reforma. Fue allí cuando se decidió colocar las esculturas construidas por Alejandro Casarín la cuáles habían supuesto un costo de 80.000 pesos aproximadamente.
En el año 1890 los Indios Verdes fueron colocados a la entrada de el Paseo de la Reforma justo frente a la escultura Ecuestre de de Carlos IV y donde actualmente se encuentra el “Caballito de Sebastián”.
Luego de esto las esculturas causaron una gran controversia ya fueron inauguradas durante el porfiriato, momento en cuando México se privilegiaba todo lo europeo y se rechazaba todo lo indígena. En ese México “progresista” no había cabida para lo indígena.
TRASLADO
Las dos estatuas de bronce verde, nombradas despectivamente Indios Verdes por los pobladores de la época, nunca fueron bien vistas sobre Paseo de la Reforma, por esto, en 1902 se tomó la decisión de trasladarlas al inicio de la Calzada de la Viga, a un costado del Canal de la Viga (justo donde actualmente se cruza la Calzada con el callejón de San Antonio Abad).
La vista de los Indios Verdes era espectacular desde el Canal. Pues el estar rodeado de trajineras, llenas de flores y pambazos, hacía que visitar las figuras fuera una experiencia simplemente excepcional. Todo esto se terminaría 1920 cuando el gobierno de la Ciudad decidó terminar de entubar el Canal para dar paso a la modernidad, arruinando así el paisaje de la zona. Posteriormente la zona de La Viga fue devorada, poco a poco, por la industria y los comercios. No pasó mucho tiempo, para que los Indios Verdes terminaran rodeados de fábricas y algún que otro puesto callejero. Por esto en 1939 se toma la decisión de desmontar las esculturas de los tlatoanis mexicas, así como sus pedestales con motivos mayas, para trasladadas al taller y restaurarlas.
PEQUEÑAS MUDANZAS
Después de que las dos figuras de bronce fueron restauradas, se decidió trasladarlas a Insurgentes Norte, justo donde se entraba a la Ciudad, a través de la recién inaugurada carretera a Laredo. Las estatuas de los Indios Verdes permanecieron a la entrada de la Ciudad durante varios años, pareciendo que esa sería su ubicación final. Pero la Ciudad continuó creciendo y creciendo.
Pronto, la Ciudad de México inauguró el metro y, para 1979 llegó la Línea 3 del Metro a la zona ya conocida como Indios Verdes. Entre la necesidad de ampliar la carretera a Pachuca, y la apertura de la terminal del Metro, los Indios Verdes tuvieron que ser movidos unos metros, y colocarlos en las laterales de Insurgentes. Pero esta última ubicación condujo a los dos Tlatoanis Mexicas al abandono. Entre los camiones, y el metro, miles de personas pasaban por la zona, sin reparar en la importancia de los monumentos. Pronto, los alrededores empezaron a llenarse de basura, y las figuras de bronce empezaron a ser vandalizadas.
No fue sino hasta el 2005, 26 años después, cuando se construyó la primera Línea del Metrobús, que se decidió cambiar la ubicación de los dos Indios Verdes. Junto con el Metrobús, llegó el Plan Maestro de Rescate del Acueducto de Guadalupe, el mismo que se enfocó en el rescate del Parque del Mestizaje, en el cual finalmente se decidió colocar las dos enormes figuras de los Indios Verdes
Los Indios Verdes son mucho más que una zona de la Ciudad. Son parte de la historia sobre el México prehispánico y el México de la Bella Época, del Porfiriato. Los Indios Verdes son un símbolo de México, de sus raíces y de su herencia cultural.
